La temporada 2013 ha quedado atrás y la mayoría ya hemos incorporado a nuestras rutinas de entrenamiento mancuernas, poleas, fitballs y máquinas cardiovasculares. Las zapatillas de running comienzan a ser un complemento indispensable y las temperaturas invernales nos obligan a recurrir al cajón donde guardamos las prendas térmicas que nos protegerán del frío los próximos meses. En el fondo es una ceremonia que se repite anualmente todos los años y para los que no nos gusta las bajas temperaturas es un auténtico coñazo.
Noviembre está siendo un mes relativamente tranquilo, es tiempo para tomarse las cosas con calma, en mi casó dedico 3 días a entrenar en el agua y el resto de la semana incorporo entrenamiento de fuerza-resistencia y actividad cardiovascular. Me gustaría dedicar más tiempo a otras actividades deportivas como la natación o el baloncesto pero hasta que el puñetero décimo de Navidad que compro todos los años no salga premiado me temo que tendré que seguir con mi trabajo haciendo malabarismos para sacar horas libres dedicadas a nuestro querido deporte.
Como todos los años (admito que es algo que me empieza a mosquear) los entrenamientos en el agua son un poco desconcertantes, me explico, personalmente soy de los que concibo la pretemporada y su preparación general como unos meses en los que los ritmos y volumen de trabajo son relativamente cómodos. Mucho R-0 y R-1, técnica y a meter kilómetros. Pero estoy comprobando que en los grupos de entrenamiento, tanto en Madrid como en Aranjuez, todo lo que sea ir por debajo de 13:5 km/h es concebido como "turismo náutico" de recreo.
Y volveras a Vallecas?
ResponderEliminarSi te refieres a sí correré la San Silvestre Vallecana, no lo dudes
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